lunes, 1 de mayo de 2017

Frente cultural, movimientos sociales y “marinismo” en España.

Existen iniciativas de todo tipo y color que no están contaminadas por el ambiente cultural “progresista” y de la “corrección política”, pero no son apreciadas por los militantes patriotas por no identificarse totalmente con los postulados de su fracción patriótica.
Mala comprensión de la lucha cultural es esa. La lucha cultural, la lucha por unos nuevos valores, mejor dicho por la formulación actual de unos valores fuertes y permanentes, no es cuestión de siglas, es cuestión de visión de ideas, de confrontación contra los valores de la decadencia moderna y del mal llamado “marxismo cultural”.
Y los ejemplos son muy variados, esta semana mismo me he encontrado con iniciativas como un centro cultural en Madrid que hace cursos sobre arte, sobre interpretación de historia del arte junto a otras actividades.
También he leído interesantes artículos en un medio que podríamos llamar “errejonista”, que hoy por hoy es lo mas cercano a un “melenchonismo” o un “chevenonismo” en España. A la espera de que un Vestringe se atreva a dejar su alineación sistemática con Pablo Iglesias.
Hay muchas iniciativas. Y también autores. Que en algunos casos los militantes no asumen como pertenecientes a un movimiento patriótico amplio. Hay artículos todas las semanas que pueden ser reproducidos y difundidos todas las semanas. Pero en algunos casos se mira con lupa quien es el autor, en vez de aprovechar lo que dice.


Decía en febrero que los movimientos sociales no son la construcción militante de unos pocos, sino que son los movimientos que salen de la sociedad donde los militantes tienen que moverse como peces en el agua. No es un movimiento social una iniciativa social de unos militantes en una provincia. Un movimiento social son, por ejemplo, las manifestaciones contra los impuestos abusivos por las sucesiones. Y en esos movimientos los militantes patriotas han de buscar los elementos radicalizados para convertirlos en militantes patrióticos. Y así con cualquier otro ejemplo que se nos ocurra. Sea un día un movimiento anti-abortista y por la vida. Otro las habituales movilizaciones en Barcelona alrededor de los legionarios. Y mas adelante un debate sobre cuestiones de genero, custodia compartida, o eliminación de las clausulas anti-masculinas en la legislación de divorcio o violencia familiar.
Es necesario no confundir pues “movimiento social” e “iniciativas sociales”.


La necesaria emergencia de un “marinismo” en España pasa necesariamente por comprender que no solo es necesaria una “autonomía histórica” del sujeto político, es decir de la estructura partidaria, que es superior e independiente de los participantes en ella y de sus convicciones personales y particulares, sino que es necesaria una “nueva militancia” que busque dirigirse a los sectores sociales que el progreso deja a un lado: jóvenes, parados de larga duración, autónomos desfenestrados por el sistema, divorciados explotados, madres sin apoyos, rurales sin servicios básicos, autóctonos relegados en las ayudas sociales, empleados amenazados por la robotización, obreros que ven peligrar sus puestos por la deslocalización o por la precarización laboral por la irrupción de mano de obra barata inmigrante,….
Y esta “nueva militancia” ha de incluir necesariamente nueva formas de expresión partidaria que sean inclusivas para todos esos sectores, que pueden compartir un nuevo programa político de soberanía y justicia social sin tener que compartir los aspectos mas rancios de los orígenes políticos de la vieja militancia.